Resistencia al cambio

¿Qué se conoce como resistencia al cambio?

Es la negación a realizar cualquier cambio de rutinas o de hábitos por miedo o dificultad ante algo nuevo y desconocido.

Cualquier cambio puede generar ansiedad o temor. Normalmente se puede dar el caso de reconocer que algo no marcha bien y llegar a estar convencidos de que debemos cambiar, pero no tenemos la suficiente certeza de si el esfuerzo será recompensado, esto es lo que se denomina ambivalencia. Este estado es uno de los primeros que un coach tiene que tratar y no conseguirá tener éxito sin ponerse en su lugar, es decir, ser empático. De nada servirá intentar convencer con argumentos pues cualquier argumento tiene su contra y sólo en el momento en que el paciente siente que es comprendido se puede empezar a trabajar para intentar salir de ese estado.

A primera vista los cambios son desestabilizadores y provocan confusión e inmovilismo, aunque no tiene por qué ser así. Existen muchas estrategias para vencer ese miedo al fracaso e inseguridad a lo desconocido. Vamos a tratar de analizar algunas.

 

Estrategias para vencer la resistencia al cambio:

  • Para impulsar el cambio hay que fijar objetivos emocionalmente atractivos y bien definidos. Es decir, el objetivo te tiene que atraer y por otra parte no puede ser ambiguo porque generaría ansiedad.
  • Hay que generar el movimiento, evitar la parálisis. Además de dar razones por las que se debe de cambiar, hay que proporcionar una visión de cómo será todo tras ese cambio. Hay que tener la visión de lo positivo que hay tras el cambio y de lo negativo que sería no abordarlo.
  • Es muy positivo establecer pequeños logros cercanos en el tiempo. Así se consigue una mayor motivación al ver resultados a corto plazo.

 

Niveles de resistencia al cambio

En muchas ocasiones se quiere cambiar pero no se conoce la forma adecuada de cómo hacerlo ni qué pasos seguir. Esto puede ser debido a que hay otros niveles que se necesitan analizar antes de abordar el cambio. Es necesario SABER lo que hay que cambiar o cómo hacerlo y también tener la posibilidad de hacerlo, es decir, PODER.

 

 

En el primer caso (SABER) hay que tomar conciencia de lo que se quiere cambiar y ser consciente de la necesidad de ese cambio, sino nos mantendremos en nuestra zona de confort. Es necesario trabajar la autoreflexión y la autoconfianza.

En el segundo caso (PODER) hay que ser conscientes de los recursos, fortalezas, habilidades y conocimientos que tenemos. Normalmente pensamos que no podemos hacer ciertas cosas, cuando lo cierto es que no sabemos cómo enfrentarnos a ellas para tener éxito. Aquí es necesario trabajar el autoconocimiento y la autoeficacia.

En algunos casos el cambio se resiste. Puede deberse a la falta de compromiso con uno mismo. Sucede cuando no tenemos la seguridad de poder llegar al objetivo. Se suelen medir en una balanza los pros y contras, es decir, lo que supone para nosotros el abordar ese cambio y si realizar ese esfuerzo merece la pena. Normalmente el permanecer en nuestra zona de confort es más cómodo que el intentar cambiar a algo que en principio desconocemos, por eso hay que trabajar varios aspectos y a veces no vale sólo con QUERER.

Curiosamente la persona que cambia de hábitos y que rompe esa resistencia porque ha llegado a un punto en el que reconoce que merece la pena intentar cambiar hacia un objetivo, no se arrepiente. Hay que recordar que en esta vida pocas veces obtenemos beneficio si no existe un esfuerzo.

 

Es más fácil bajar una colina que subir hacia su cima, sin embargo las vistas irrepetibles sólo puedes verlas desde arriba.

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