Coaching. Definición y fases

¿Qué es el coaching?

Básicamente es un conjunto de técnicas que se aplican con el fin de lograr un objetivo. En ese proceso hay una labor de acompañamiento e instrucción donde el diálogo y la confianza juegan un importante papel.

Se puede utilizar en muchos campos, pero concretamente en los ámbitos personal y nutricional se trata de lograr una mejora en las competencias personales y un cambio positivo en los hábitos nutricionales, respectivamente. En este contexto se identifican los obstáculos y se crea el entorno adecuado para adoptar la actitud necesaria con el fin de conseguir cambios en la alimentación y en los hábitos de vida.

 

 

¿Qué etapas hay durante el proceso de coaching?

Centrándonos en el Coaching nutricional, se pueden seguir las siguientes fases:

  1. Fijación de objetivos reales (como por ejemplo modificación de hábitos nutricionales, cambio de pautas alimenticias, eliminación de nutrientes perjudiciales de nuestra dieta, mejora de la calidad física, etc)
  2. Reconocimiento de barreras u obstáculos. Aquí se analiza la resistencia al cambio y sus causas. Tratamiento de la zona de confort.
  3. Motivación. Visión objetiva y visión positiva. Relativización de problemas.
  4. Diseño de estrategia y plan de acción.
  5. Evaluación y seguimiento de consecución de objetivos.


¿Analizamos más en profundidad cada fase?


1. Fijación de objetivos reales

Es necesario ser conscientes de nuestras capacidades, pues de nada sirve intentar alcanzar un objetivo inalcanzable o irreal, es más, a la larga puede ser negativo y podemos llegar a la frustración. Como perseguimos un cambio general en nuestros hábitos de vida no sería un objetivo válido seguir una dieta a rajatabla o perder  4 o 6 kilos. Cualquier tipo de dieta impuesta por alguien sin que razonemos y entendamos los efectos de ciertos alimentos que nos perjudican no tiene sentido; igualmente tampoco sería un logro llegar a un objetivo de pérdida de peso en el tiempo que concretemos, puesto que a la larga está demostrado que la recuperación del peso perdido e incluso algo más es un hecho constatable.

El tipo de objetivo que debemos perseguir puede ser:

  • Concienciarte qué alimentos nos perjudican y cuáles son beneficiosos para nuestro organismo. Si de verdad tenemos esto claro no tendría mucho sentido continuar haciéndonos daño a nosotros mismos con una alimentación irregular y desequilibrada.
  • Modificar nuestros hábitos nutricionales. Habremos conseguido este objetivo cuando seamos capaces de reconocer que seguir unos hábitos incorrectos en cuanto a nuestra alimentación no es bueno para nosotros. Respetar horarios y rutinas es algo vital para nuestra salud.
  • Realizar un ejercicio físico que complemente una alimentación adecuada. Notaremos los cambios que se producen en nosotros mismos.

Los objetivos son personales. He puesto algunos ejemplo, sin embargo lo que para una persona es un objetivo alcanzable, a otra le parecerá algo imposible. No se puede exigir el mismo cambio en los hábitos alimenticios a una persona que tenga sobrepeso con poca movilidad, pero aparentemente feliz y a otra que realice un ejercicio moderado pero irregular y tienda a engordar sufriendo altibajos en su nivel emocional. Es decir, cada persona es un mundo, con sus comportamientos, intereses, aptitudes, motivaciones, etc, y como tal hay que tratar de forma personalizada cada caso y evidentemente el objetivo no puede ni debe ser el mismo.

 

2. Reconocimiento de barreras u obstáculos.

Debemos buscar en nuestro interior para reconocer qué es lo que nos está bloqueando y nos está impidiendo conseguir nuestros logros.

¿Por qué nos resistimos a cambiar?

En general hay multitud de razones y dependerá de las circunstancias de cada uno, sin embargo te cito algunas de esas posibles causas:

– Miedo al fracaso

– Falta de tolerancia

– Inseguridad

– Actitud frente a la vida

– Autosuficiencia

Hay personas que los cambios lo ven como una oportunidad, un reto para conseguir nuevos logros, sin embargo son varios los puntos en los que se debe de trabajar:

  • Hábitos – somos animales de costumbres y para cambiar debemos de variar esas rutinas.
  • Equilibrio emocional – las personas que son más equilibradas emocionalmente tienen más facilidad a la hora de abordar un cambio.
  • Temor a lo desconocido – juega un papel importante la seguridad y la confianza en sí mismo para no sentir miedo a lo que se desconoce, algo que por otra parte es totalmente lógico.

Para vencer la resistencia al cambio existen muchas estrategias, técnicas y ejercicios de coaching.

 

3. Motivación

Quizá esta sea una de las fases más difíciles en el proceso de coaching. La motivación depende mucho de la personalidad de cada persona y requiere un profundo conocimiento. El coach debe pasar a ser un compañero en el camino del sujeto y establecer una relación de confianza durante todo el proceso. La motivación requiere dar sentido a las acciones para que se puedan generar un movimiento, una ejecución:

MOTIVO + ACCIÓN

Para conseguir la motivación es necesario:

  • Tener una actitud positiva
  • Relativizar los problemas que surjan
  • Creer en uno mismo y en sus posibilidades
  • Recompensarse con momentos o acciones agradables con cada pequeña meta lograda
  • Sentirse seguro de sí mismo.
  • Ser respetuoso consigo mismo.
  • Animarse y hablarse bien.
  • Visualizarse con el objetivo conseguido

Si bien es cierto que el trabajo del coach es muy importante en esta fase, la persona debe de mantener una mente abierta y una actitud razonable y tener una visión objetiva.

Los buenos hábitos tienen sus raíces en nuestra mente.

 

4. Diseño de estrategia y plan de acción

En el desarrollo de la estrategia que se va a seguir tiene que venir definido claramente el objetivo y las sub-metas. En el caso de estas últimas deberán estar limitadas en el tiempo.

El trabajo debe hacerse en un clima de confianza y el coach se servirá de técnicas destinadas a generar seguridad, autoconfianza y autoconocimiento. Siempre ha de existir una escucha activa y un tiempo para reflexionar sobre los problemas que pueden ir surgiendo.

El coach debe tener siempre contemplado el hecho de que pueden existir recaídas o pueden surgir nuevas limitaciones que no se hayan tenido en cuenta en un principio. La valoración y seguimiento constante es algo fundamental que tanto coach, como la persona que se pone a su cargo, deben tener muy en cuenta.

 

5. Evaluación y seguimiento de consecución de objetivos

El seguimiento continuo puede hacer que aparezcan cambios en la pauta creada inicialmente y se tengan que fijar nuevas sub-metas temporales